jueves, 28 de abril de 2016

Project book III: marzo


Os cuento un secreto y algunas cosas más: Tengo una gran familia, en todos los sentidos. Mis abuelos paternos eran catalanes y, cosas de la vida, vinieron a vivir a Jaén por cuestiones de trabajo. Aquí se establecieron y tuvieron a su larga prole. De sus catorce hijos, once superaron la infancia. Crecieron, estudiaron y comenzó la dispersión por España y parte del extranjero. Además la mayoría se casaron y tuvieron hijos, fuimos 27 primos.

La casa de mis abuelos era una casa grande y antigua. Cuando mi padre y tíos crecieron  mi abuela, ya viuda, tiró la casa (bueno, está claro que ella no) y levantó otra nueva (ella tampoco en este caso), adaptada a las nuevas circunstancias. Desde que tengo uso de razón la comida de los sábados se hacía en la calle del Pozo, en casa de la abuela; en el bajo preparado para recibir a toda la familia y en su jardín, en el que aprendimos a montar en bicicleta, trepar por una barra hasta tocar las macetas colgadas y coger cochinillas. Ahora las nuevas generaciones se divierten de la misma manera en la casa de la abuela (cuando no tienen un móvil a mano). Cuando yo era chica nos sentábamos a la mesa (bueno, mesas) cada sábado unas treinta personas, los que estábamos en Jaén. Con el paso de los años la afluencia ha ido bajando: primos y hermanos que se van a vivir fuera, obligaciones, compromisos... pero hay un reducto que se mantiene fuerte, el de los padres, y cada sábado siguen juntándose. Y son ellos los que han conseguido que, pese a que la abuela falta desde hace más de treinta años, su casa siga siendo el punto de encuentro cada sábado, que se dice pronto, y que en fechas especiales el número de comensales no sea un impedimento sino un reto.

La Semana Santa es una de esas fechas especiales en que los Casañas empiezan a movilizarse para estar con la familia, y la familia (los padres) a movilizarse para que todo esté preparado para dar de comer a (unas veces más otras menos) sesenta personas. Es en estos momentos, cuando los primos nos juntamos y salimos a tomar algo, cuando nos venimos arriba haciendo planes. En una Semana Santa de hace ya catorce años surgió la "necesidad" de organizar una "Casañada" y juntarnos todos los primos a pasar un fin de semana juntos, y los planes se cumplieron. Los destinos han ido acordes al area de influencia de los primos anfitriones: Madrid, Mallorca, Girona, Sevilla, Jaén, Huesca... También en esta última Semana Santa se ha ido caldeando el ambiente para ir a visitar a la tía María a Cuba, ya veremos.

En el reto del Project book de este mes Cristina y Ana nos ofrecían dos temas para elegir: día del padre o escapada de Semana Santa. Yo he elegido el segundo, porque como cada año he disfrutado mucho de la escapada de Semana Santa de mi familia aquí en Jaén.


Con la historia que os he contado creo que ya hacen falta pocas explicaciones de mis dos páginas. Ambas tienen un fondo común, porque forman parte de este todo que es el reencuentro de la familia en Semana Santa. Los colores los quería alegres, porque hay mucha alegría y movimiento en estos días, y achuchones, y conocer a sobrinos-primos nuevos y... un sinfín de cosas. A la izquierda tenéis mi recibimiento a la familia en un recuadro imperfecto (¿quién lo es?), y la casa de la abuela vista desde fuera, con su jardín, y el cielo que se disfruta desde éste que es el mismo que nos observa cuando salimos los primos a tomar a algo.

A la derecha, y vigilada muy de cerca por esta panda de buhítos, la mona de Pascua, cuya tradición adaptada a nuestras circunstancias (no es regalo para el ahijado sino aportación a la sobremesa de la comida del sábado) mantiene año a año mi tía. Pero si tenemos buhítos por fuera no os digo ya por dentro... Éste es un pequeño ramillete  de las nuevas generaciones de la calle del Pozo, y lo tienen claro, les encanta el chocolate. No sé si es tradición catalana o de mi familia liarse a mamporros con la figura de chocolate, pero hay peleas por conseguir el cucharón-arma del crimen para cascar el huevo de chocolate.


Y terminada la mona y el café comienzan las despedidas hasta la próxima.

viernes, 15 de abril de 2016

El Mejor Reto del Mundo- Memorial Rosa Bueno

Hay retos a montones, cada uno con su encanto y sus particularidades. Pero para las scraperas españolas el reto más especial, el reto de los retos es El Mejor Reto del Mundo, que desde hace años organiza y lidera Andrea, de 3flowers. Todos los años es especial, pero éste lo es un poquito más porque este año no sólo es El Mejor Reto del Mundo, es además Memorial Rosa Bueno, en homenaje a una persona muy especial. Si te apetece saber más Andrea te lo cuenta aquí.


Y como cada año el leit motiv es conseguir la sonrisa de los niños hospitalizados en el Hospital Sant Joan de Deu de Barcelona. A veces pequeñas cosas consiguen resultados grandes. La idea es preparar marcapáginas para regalar en el día del libro a los niños hospitalizados y conseguir así con este pequeño detalle hacerles sonreír. Además se preparan también tarjetas para vender en la tienda del hospital para conseguir fondos para invertir en nuevas sonrisas (juguetes, libros... para el hospital).

En este reto se intenta también  hacer difusión de la donación de médula. Os animo a que lo hagáis. ¿No creéis que sería maravilloso poder compartir algo tuyo hasta el punto de que le salve la vida a alguien? Yo creo que sí. Leed, informaos y si estáis decididos dad el paso.
Bueno, ahora os enseño mi humilde aportación de este año. Tenía yo unas grandes expectativas con toooooodo lo que iba a hacer este año. Pero al final no he podido hacer mucho, los días se complican y dan para lo que dan.

Estos son mis puntos de libro.



Y éstas las tarjetas. Me encanta esta abejita de Paper Smooches, es muy divertida.




El año que viene más.